El Caribe se extiende en el mundo no sólo como ese espacio
del universo mágico del sol añorado por quienes lo han conocido o somos
originarios de esa geografía y andamos por el mundo como quijotes trashumantes.
El Caribe también es origen. Hoy me remito a la dimensión de un vocablo que se extiende por
España y sobre todo en la costa del Sol de Andalucía, en particular en
Marbella: los chiringuitos. Este establecimiento curioso y rudimentario se
conoce desde 1913 en la playa de Circe en Cataluña, traído el nombre desde Cuba
por un catalán que vivió allá y retornó a su tierra. Y es en este encuentro que
se expande primero como chiringuito nombre achicado por el peninsular al
recordar el chiringo cubano, “agua de chiringa” como lo conocemos los nacidos
en Cuba, Caribe por excelencia.
En la guardarrayas de los cañaverales nació el café
carretero cuando en las madrugadas los hombres carreteros colaban el sabroso
líquido a la manera montuna: 4 piedras como fogón y leñas como fuego y después,
según algunos con un tizón se hacia el café por decante o se colaba con un
“empinao”; son las dos versiones contadas por los viejos habitantes del batey
del ingenio azucarero.
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